

Fecha
11 de septiembre de 2025
Horario
20:00 h
Sala
Sala Sinfónica
Apertura de puertas
45 minutos antes del inicio del concierto
Duración
90 minutos aproximadamente, sin pausa.
Rafa Sánchez de la Unión
Concierto de Rafa Sánchez, de la Unión
Nací un domingo 5 de noviembre a las 5:30 de la mañana, por lo que estuve celebrando mi cumpleaños hasta los 11 años el día 4 hasta que me saqué el DNI, ya que a mí madre le pareció un sábado muy largo. Está claro que estaba muy a gusto donde estaba y es algo que ha marcado mi vida, la inercia, me cuesta cambiar, tal vez ser buey en el horóscopo chino ha dictado esta tendencia.
Nací en el hospital Loreto de Madrid en la habitación 101, según mi madre a estrenar, y viví estos primeros 11 años en casa de mis abuelos, en la calle Doctor Fourquet en Lavapiés, barrio humilde muy castizo, ahora multiétnico, donde fui bautizado e hice la comunión en la iglesia de San Lorenzo. El jardín de infancia fue en la desaparecida academia Soriano y comencé los estudios en el Gregorio Marañón, justo en la plaza Lavapiés.
Por línea matriarcal tengo varias generaciones de madrileños, con personajes ilustres como una tía abuela conocida como la Sulta- na de Ribera de Curtidores, menuda debió ser la señora, mi tía
Charo miss Lavapiés y mi tío abuelo Juanón que tuvo el honor de vestir al Cristo de Medinaceli, aunque mi abuelo Felipe era
asturiano y mi padre de Mira un pueblecito de Cuenca
A los 11 años mis padres compraron una casa en el extra radio, en Peñagrande, donde pasé mi adolescencia junto a mis cinco hermanos. Allí empecé la EGB en Lasalle donde
comenzaron mis pinitos en el escenario haciendo de Geólogo en el Principito, participando como tercera voz
en el coro del colegio, actividad muy interesante pues te saltabas bastantes clases y además cantábamos la
misa en alguna que otra boda los fines de semana e
incluso representamos la ópera rock “Jesucristo Su- perstar”, trabajo que me sirvió de inspiración para la que compuse junto a mi buen amigo Antonio
Cortés años después, “Las Botas Rojas”.
Allí los estudios acababan en octavo así que me cambié al Liceo Sorolla de donde me expulsa- ron por dar un cambiazo a un examen junto a
dieciocho alumnos más. Creo que no elegí las amistades apropiadas
De ahí pasé al Virgen de Mirasierra donde retomé mi actividad artística participando en
las actuaciones de fin de curso con un grupo de
rock haciendo versiones de Dire Straits y Jackson Brown.
Si bien mis hermanos mayores influyeron en mis gus- tos musicales descubriendo a David Bowie y Lou Reed, fue en esa época cuando me hice adicto a la música moderna con discos como “the Alan Parson proyect”.
Por aquel entonces formé mi primer grupo junto a mi amigo Nicolás, “Quick”. Pero al empezar los estudios
de Arquitectura me distancié de los amigos del barrio y ahí acabó el grupo. Pero no por ello dejé la música aparte.
En los primeros ochentas no había ordenadores y todo se dibujaba con rotring, así que pasaba muchas horas delan- te del tablero de dibujo con la compañía de la radio. Creo que en el bar de Arquitectura es donde he tenido las más intensas conversaciones de música después de entregar trabajos pues programas como el de Mario Armero, Rafael Abitbol o Gonzalo Garrido nos ponían al día de las novedades del pop británico que junto a la música disco fueron mis principales influencias.
Fue en esa época cuando conocí a Luis Bolin. El salía de cantante en una banda en la que le iba a sustituir, que se disolvió antes de empezar y fue un par de años más tarde cuando coincidí con el en un icónico bar de la movida, el Cascanueces. Me dijo que tenía una banda y buscaban cantante. Esto fue un sábado, el jueves siguiente quedamos para probar y hubo química.
En el gimnasio de la casa de Iñigo Zabala, transformado en guardamuebles estaba junto a Luis Mario Martinez. Tenían seis canciones instrumentales a las que improvisé melodía, entre ellas Lobohombre en París, por supuesto aún sin letra.
Unos meses más tarde apareció por el local Nacho Cano, compañero de cole de Luis, que se comprometió a grabar- nos una maqueta pues salió de allí tarareando el Lobo, también aún sin letra.
La canción tenía unos auuus y cayó en mis manos una colección de cuentos de Boris Vian de título “Los perros, el deseo y la muerte” que contenía un cuento llamado “El lobo feroz” que le venía como anillo al dedo a la melodía. Y así fue. Al final de la primavera del 83 grabamos la maqueta y en el otoño un maxi con tres canciones, el Lobo, la Niebla y Voracidad en los estudios Audiofilm de Madrid con Luis Fernández Soria como ingeniero.
Tanto en las maquetas como en la grabación del disco y del vídeo nos acompañó la luna llena, que todos tomamos como un gran presagio. Y así fue. Once semanas número uno, giras interminables y exitosas que han durado los trein- ta y seis años que he estado con la Unión
A finales de los ochenta caí en el mundo de las drogas y casi llego a formar parte del club de los 27 junto a Jimmy
Hendrix, Curt Kovain o Ami Winehouse.
Me salvó la vida un accidente de moto con mi gran amiga Natalia, a la cual dediqué una canción con su nombre, que me mantuvo en cama el tiempo suficiente para superar mi adicción.
Creo que estaba intentando ahogar con las drogas mi homosexualidad, que por aquel entonces era mucho más tabú que hoy en día, aunque he de decir que hasta mi última pareja había tenido mejor sexo con mujeres que con hombres, pues pienso que al gustarme mayores que yo es una generación con muchos complejos.
En los primeros noventas empecé a trabajar como he comentado antes en la ópera rock “Las Botas Rojas” junto a Antonio Cortés que se editó con Warner aunque no tuvo trascendencia pues pienso que no era el momento. Años después es cuando han tenido éxito los musicales, pero es un proyecto que quiero llevar a cabo en esta nueva etapa que estoy viviendo. De hecho, la ópera , fue el comienzo de las tensiones en la banda ya que ni a Mario ni a Luis les gustó la idea, sumado a la crisis de los noventa y el abandono de Warner España de Iñigo Zabala para ir a Internacio- nal hizo que la banda pasara por un momento muy bajo.
Cada uno empezó a buscar otras opciones. Mario y Luis montaron estudio de grabación, yo me metí en el mundo de la decoración siguiendo mi pasión por la Arquitectura abriendo una tienda de muebles reciclados pero a ninguno nos funcionó.
Volvimos a centrarnos en la banda pero ya no era lo mismo. Aunque hicimos un gran disco con un nuevo éxito, “Vuel- ve el amor” las relaciones entre nosotros estaban muy dañadas y decidimos acabar con el grupo una vez acabada
la gira de “El mar de la fertilidad”. De hecho la sociedad que la gestionaba la llamamos “La última estación “ con una canción homónima que incluye el álbum. Esto supuso nuestra salida de Warner.
Con el tiempo los ánimos se relajaron y volvimos a grabar puntualmente con Warner un disco de grandes éxitos en versiones, “Love sessions” y seguimos adelante como un trabajo cualquiera grabando para Vale Music un último dis- co inédito “Big Bang” hasta que Mario enfermó debido a sus hábitos de vida acabando por dejar el grupo.
Este último disco al cambiar de compañía y la continuidad ya Luis y yo en solitario fueron intentos para insuflar vida en un proyecto que, visto con perspectiva, ya estaba muerto, eso y pasar de ser una democracia a un o tú o yo, dio al traste con las expectativas culminando el pasado año con mi comunicado terminando con la banda. Han sido unos años duros de conflicto siguiendo con la gira.
Un último año duro con la pandemia que en mi caso ha servido para parar, analizar y hacer introspección de lo que realmente quiero. Y lo que quiero es hacer las cosas con la misma ilusión que me hizo dejar Arquitectura para aden- trarme en el mundo escénico, para volver a vibrar al componer una canción, para volverme a sentir afortunado con la vida que me ha tocado vivir y tomar las riendas de mi carrera.
Funciones
J11 SEP 2025
20:00